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Lo etéreo y lo onírico de Lillian Bassman

Fuente de contínua inspiración para mi, Lillian Bassman es considerada como una de las fotógrafas de moda más importantes del siglo XX. Su trabajo está repleto de imágenes llenas de misterio, sensualidad y glamour.

Its a cinch, Carmen, New York, Harper's Bazaar, 1951. ©Lillian Bassman


Nació en Brooklyn, el 15 de junio de 1917 en el seno de una familia de inmigrantes judíos rusos. Ella y su hermana dormían en colchones sobre el suelo cubiertos por telas africanas. Tan solo se les exigía dos cosas: que plancharan sus uniformes y que se lavaran el pelo los sábados. Por lo demás, eran libres como pájaros. Siempre quiso ser bailarina, pero una lesión temprana frustró ese sueño. Cosas del destino.


En la década de 1940, Bassman, entonces ilustradora de moda, se unió a una clase impartida por el fotógrafo y diseñador ruso Alexey Brodovitch, quien, después de sugerirle que cambiara al diseño gráfico, le ofreció un puesto de aprendiz en Harper's Bazaar. Además de su trabajo editorial para Harper's Bazaar, Bassman pronto tuvo clientes publicitarios como Balenciaga y Chanel.


Hacía de modelo a tiempo parcial para los artistas empleados por la Works Progress Administration, el programa que daba trabajo a los desempleados durante la Gran Depresión, y es así como se pagaba las clases nocturnas de ilustración de moda.


Años después, el fotógrafo Richard Avedon la descubrió por su talento visual, alentandole a seguir una carrera en fotografía.


“Su técnica y espíritu es lo que yo quiero para mi propio proceso creativo cuando hago vestidos”, John Galliano.


“Fue uno de los primeros fotógrafos en pintar directamente sobre la copia para otorgar una nueva dimensión a la imagen”, Paul Smith.


Margie Cato, New York, 1950. ©Lillian Bassman


Más tarde, sus imágenes de modelos posando en ropa interior para la firma Warner's revolucionaron la fotografía de moda de las décadas de 1940 y 1950, al alejarse de la estética institucional que había estado de moda antes e introducir una sensualidad e intimidad que aún no se habían visto. Pero Bassman nunca se consideró una fotógrafa de moda, dice: "Fui fotógrafa de mujeres, la moda siempre fue algo secundaria".


“Había una energía sexual muy diferente cuando las modelos trabajaban con hombres. Sentían el deber de seducirles, estaban posando para ellos. Y conmigo no. Yo las fotografiaba relajadas, naturales, les hablaba y les preguntaba por sus maridos, sus amantes, sus hijos, hasta que el resto del mundo se desvanecía, incluso yo misma, y solo quedaban ellas ante la cámara”, Lillian Bassman.

Warner's, 1957. ©Lillian Bassman


Sus imágenes hacen un juego dramático con altos contrastes que conducen a una abstracción casi completa. Revelados con grano y desenfoques exagerados son marcas características de esta artista. Además utilizaba los difuminados y las estelas de luz para crear una sensación de cuerpos etéreos, vaporosos, casi mágicos. A menudo, blanqueaba sus impresiones con ferrocianuro de potasio para aclarar los reflejos o incluso blanquearlos por completo.


Du Pont, María Newell, 1950. ©Lillian Bassman


Otra de las técnicas que empleó fué la solarización, técnica creada accidentalmente por la fotógrafa y fotoperiodista Lee Miller en el laboratorio de Man Ray. La solarización es un fenómeno fotográfico en el que la imagen sobre un material sensible a la luz invierte su tono de un modo total o parcial. Tras la inversión las zonas oscuras aparecen como zonas de luz y a la inversa, apareciendo un borde definido entre las zonas contrastadas.


Spider Legs, unknown model , 1960. Técnica de solarización. ©Lillian Bassman


Cuando el movimiento mod derrocó el tradicional sistema con modelos que posaban con maneras de rockstar, supo que había llegado el momento de refugiarse. En este punto de inflexión de su carrera dejó de tener el mando de sus sesiones. La estrella era la modelo, el peluquero o el maquillador. No le interesaba para nada ese ambiente, Lillian era lo menos starfucker del mundo. Toda su carrera quedó olvidada en un par de bolsas en un trastero. Las llenó ella misma.


Años después, fue su amigo el historiador arte y fotografía y comisario de exposiciones Martin Harrison quién le insto a continuar, promoviéndo sus primeras exhibiciones en Nueva York y en Europa.


En 1996 viajó a Paris para fotografiar colecciones de alta costura para el New York Times Magazine,​ y en 2004 trabajó para Vogue. En 2009 se realizó una exposición retrospectiva en el Deichtorhallen de Hamburgo junto a obras de su marido Paul Himmel.


A los 87 años, remplazó las técnicas del cuarto oscuro por técnicas digitales como Photoshop, revitalizando su obra y creando interesantes efectos y variaciones de imágenes que había capturado años atrás. Sus reinterpretaciones, encontraron una nueva generación de admiradores, como la que hizo de la fotografía realizada en 1955 para el fabricante de lencería Peter Pan:

The line lengthens, 1955. ©Lillian Bassman


Cuando fue consultada sobre si alguna vez volvería al cuarto oscuro, Bassman exclamó: ‘¡No puedo! Los productos químicos son diferentes, el papel es diferente. Todas las cosas que usé en el cuarto oscuro se han ido. El tiempo pasa y las técnicas tienen que cambiar.’


Bassman falleció el 13 de febrero de 2012 con 94 años de edad, dejando tras de sí una aportación artística revolucionaria que ensalza la figura femenina a niveles estratosféricos.

  1. Pink Looks Beautiful Overnight, unknown model, nightgrown by Van Raalte, 1954. ©Lillian Bassman

  2. Next to nothing, unknown model , New York, 1948. ©Lillian Bassman

  3. ©Lillian Bassman

  4. Wonders of water, unknown model, New York, Harper's Bazaar, 1959. ©Lillian Bassman

  5. ©Lillian Bassman




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